sábado, 20 de noviembre de 2010

INCURSIONES EN EL SALVAJISMO DE LAS PALMERAS (o algunas cosas que no le importan a casi nadie)

1-
Corría el año 95, yo estaba fascinado –y así sigo- por la prosa oscura y perfecta de Juan Carlos Onetti, cuando apareció Confesiones de un lector, una recopilación de artículos que escribió en sus últimos años para algunas revistas españolas. Varios de los artículos de aquel libro versaban sobre su gran amor: William Faulkner, y especialmente de las infamias que se habían hecho al traducir las obras del genio norteamericano (JCO dixit).

2-
Faulkner era todavía un misterio para mí, que tenía 23 años y sólo había podido leer algún cuento policial, Santuario y El oso, una obra marginal dentro de su producción, un librito de tapas rojas editado por Anagrama. Nunca había podido, en cambio, avanzar demasiado con El sonido y la furia, aunque lo había intentado varias veces. Solía tirar el libro a la mierda mientras me preguntaba si en lugar de Benji, el idiota no seríamos el escritor o el lector, ya que no entendía un carajo de lo que estaba pasando pese a ir, digamos, por la página 40.

3-
Pero volvamos a las traducciones. Nos contaba Onetti que, por ejemplo, Light in August (Dar a luz en agosto) fue traducido como Luz de agosto o que Intruder in the dust (el intruso en la riña) se llamó El intruso en el polvo o que en varias versiones en español de The rievers (los ladrones) desaparecían los capítulos del prostíbulo de Miss Reba.
El último de los artículos del libro, Incursiones en Faulkner, termina diciendo:
Recuerdo que en una traducción firmada por Borges de Palmeras salvajes, en la parte llamada El viejo, se dice al final que el penado alto, luego de escuchar las peripecias que el Missisipi le impuso a su compañero de prisión, resumió su opinión en una sola palabra: mujeres.
Muchas veces, cuando me cuentan alguno de esos pequeños disturbios aldeanos provocados por alguna dulce señora o señorita, me he limitado a comentar la anécdota o chisme repitiendo: “mujeres, dijo el penado alto.”

Pero hoy, al documentarme muy severamente para escribir este artículo, descubro que la totalidad del comentario del penado alto fue:
- Women shit.
Con perdón de Borges.
Para los que no leyeron Palmeras salvajes: háganlo. Sólo diremos acá que tiene una de las mejores líneas de la literatura del siglo pasado:
- Yes, he thought, between greif and nothing I will take grief (Si, pensó, entre el dolor y la nada, elegiré el dolor).

4-
Faulkner escribió la novela corta Wild Palms en 1937, pero no quedó conforme con la historia tal y como estaba y decidió no publicarla. Al año siguiente creo la parte del penado alto -titulada Old Man, El viejo- y estructuró el libro con las dos historias, que se cuentan alternadamente sin rozarse salvo en los temas (el amor y el horror), y que fueron pensadas por el Gran Bill como un contrapunto que permitiera mantener la intensidad de la historia original.
El título del nuevo libro –con las dos nouvelles- iba a ser, según la voluntad de Faulkner, If I forget thee, Jerusalem (Si te olvido, Jerusalén) pero su editor, después de una ardua pelea, logró imponer Wild Palms como título general.

5-
Ahora volvamos a la sentencia final del penado (preso; convicto, en las palabras de Faulkner) alto y las interpretaciones.
Tengo dos ediciones en español del libro, las dos de Sudamericana, las dos traducción de Borges: una del ‘96 (según la primera edición argentina, de junio del ‘73), la otra de 2005. En la primera, como señala Onetti, la frase es:
- Mujeres, dijo el penado alto.
En la segunda, curiosamente, se agrega la palabra mierda. Lo que, supongo, dejaría mucho más conforme a mi bienamado Jotacarlos. Aunque, al margen de la mayor o menor literalidad, es claro que la traducción más correcta sería algo así como:
- Cosa de minas, dijo el convicto alto.
Pero el asunto no termina ahí. Resulta que en la primer edición norteamericana, de 1939, -pese a que a lo largo del texto hay otras palabras fuertes como prick o cunt, que no fueron censuradas- la línea final es:
- Women ------!, the tall convict said.
Por lo tanto, si asumimos que Borges trabajo sobre esta edición, es esperable y correcto que tradujera tan sólo Mujeres.
Con perdón de Onetti.

Buenos Aires, noviembre de 2010.

lunes, 1 de noviembre de 2010

LO QUE SUCEDIÓ. LO QUE PUDO HABER PASADO. LO QUE NO FUE (x Ingry González)

Reseña de "Lo que no fue" en la Revista Casa de las Américas (#259-260, octubre de 2010)

El Premio Literario Casa de las Américas 2009 otorgó mención a la novela Lo que no fue, de Enrique Ferrari, joven escritor argentino que tiene ya dos libros publicados: la novela Operación Bukowski, editada en 2004, y el volumen de cuentos Entonces solo la noche, publicado en 2008.

Esta es su segunda novela, que se desarrolla durante el transcurso de la Guerra Civil española. El protagonista, Miguel Di Liborio, es un argentino exiliado en Londres, hijo de padre italiano y madre polaca, que colabora en el Birmingham News. Allí, en la redacción del periódico, entre el humo de los cigarrillos y el repiqueteo de las máquinas de escribir, recibe una carta que anuncia la muerte de su mejor amigo en el frente de Atienza.

Esta noticia decide su viaje a España. Y Miguel Di Liborio –«periodista, fotógrafo, pugilista aficionado»–, se transforma en Miguel Echeverría –«miliciano, combatiente internacionalista, soldado argentino en la Cataluña revolucionaria».

El tema de la Guerra Civil española ha sido fragua para extraordinarias creaciones artísticas, ya sea en el campo de la literatura, la plástica o la cinematografía.

Son muestra de ello las obras de Luis Buñuel, Rafael Alberti, Antonio Machado, César Vallejo, Miguel Hernández, Ernest Hemingway, Pablo Picasso y tantos otros, comprometidos con una u otra ideología, que reflejaron la crudeza del conflicto, y en su totalidad comprendieron (asimilar esta palabra en todas sus acepciones) la Guerra Civil.

Esta novela de Kike Ferrari es otro capítulo más de esa gran obra colectiva. Es precisamente a partir de una fotografía de un artista valenciano, considerado uno de los iniciadores del fotoperiodismo en España, Agustí Centelles, titulada Barricada en la calle Diputación, que cuenta la historia del protagonista, uno de los tantos simpatizantes republicanos que vieron la guerra como un enfrentamiento entre «tiranía y democracia» o «fascismo y libertad».

La novela refleja las principales ideologías políticas de carácter revolucionario y reaccionario que entonces se disputaban en Europa y que entrarían en conflicto poco después: el fascismo, el carlismo, el constitucionalismo de tradición liberal burguesa y el Socialismo de Estado del Partido Comunista Español y la Komintern, y los diversos movimientos revolucionarios que convergían en la España de los años treinta: socialistas, comunistas, comunistas libertarios, anarquistas, y poumistas.

Estas profundas diferencias político-culturales que se simplifican en dos bandos: el nacional y el republicano, han permitido que el poeta Antonio Machado sintetice la visión de «las dos Españas»[2], dos señas de identidad, dos sensibilidades, que describen la fractura de España a lo largo de su historia.

Pero no crean que estamos ante una novela histórica. Para nada. La Historia con mayúsculas queda subsumida en las historias de Miguel. El eje es la esencia humana, los pensamientos más íntimos, las reflexiones vitales de los personajes, inmersos en una situación histórica determinada, y, al mismo tiempo, los juegos con los posibles pasados y presentes, donde se mezcla con agudeza, lo verdadero y lo imaginado, lo vivido y lo que a uno le hubiese gustado vivir.

De manera fragmentada se narran las varias historias que conforman la vida de Miguel: la primera y más importante, pues es el hilo conductor de la novela, es su participación en la Guerra Civil, segunda: su relación juvenil con una muchacha a quien sólo recuerda por las fotografías, tercera: su niñez en la casa de la calle Gascón, cuarta: su estancia en Nueva York y relación con Tina Modotti, y quinta: su adolescencia militante en Buenos Aires junto a sus amigos.

Intencionalmente he presentado las historias sin un orden cronológico, pues así se suceden en la novela. Kike Ferrari ha optado por iniciar en un momento trascendental de la vida de Miguel –lanoticia de la muerte de su amigo– y desde ese punto construir la historia siguiendo una estrategia discursiva laberíntica, pues los eventos se narran tanto hacia delante como hacia atrás, dilatándolos o comprimiéndolos en el tiempo y el espacio, de manera que la historia se teje a partir de sensaciones, recuerdos e imágenes que no se suceden en una continuidad, sino como chispazos de la memoria, siempre sujeta a trasmutación.

En palabras del autor: «mientras todavía haya vida –y miedo, deseo, odio– en tu cuerpo y sientas con entusiasmo y con rabia, con resignación y bronca todo lo que no sucedió, lo que pudo haber sido, pese a que la muerte en forma de balas silba a tu alrededor, vas a seguir transformándote, siendo otro y el mismo», intérprete de lo que sucedió, lo que pudo haber pasado, Lo que no fue.

Ingry González La Habana, 2010.


[1] * Enrique Ferrari: Lo que no fue, La Habana, Casa de lasAméricas, 2009. Mención en el Premio Casa de las Américas de novela

[2] «Ya hay un español que quiere / vivir y a vivir empieza, / entre una España que muere / y otra España que bosteza. / Españolito que vienes / al mundo, te guarde Dios. / Una de las dos Españas / ha de helarte el corazón», «Cantar LIII», Campos de Castilla.