Pensé: una novela excelente con un(a) psicópata adorable y una (elogiada) versión cinematográfica. Y la asociación se disparó sola.
Recordé entonces al adolescente que yo era cuando leí al adolescente ultraviolento que hablaba nadsat (intenté incluso una banda rockero metálica que se llamara Alex y sus Drugos), la resignificación del horror que supuso ver a Hopkins interpretando al Doctor Canibal Lecter, la envidia de escritor novato que me produjo el personaje de Palahniuk .
Una por década: La Naranja Mecánica en los 70, El Silencio de los Inocentes en los 80 y El Club de la Pelea en los 90. Es el turno, supongo, de Millennium.
Ahora los dejo, tengo que volver a las aventuras de la buena de Sally...

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